lunes, 31 de marzo de 2008
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Los escolares de cuarto del colegio Theodor-Heuglin de Ditzingen (cerca de Stuttgart) tienen un compañero de clase que actúa como responsable de finanzas; otro es el jefe de compras; y un tercero se ocupa de la gestión del producto. Hace un par de años crearon su empresa: Muffin Kids. Hacen magdalenas y bizcochos caseros en la cocina de la escuela y los venden a 50 céntimos la unidad en el patio del colegio, en las fiestas de la ciudad y al consorcio de maquinaria y electrónica Trumpf. Para fundar Muffin Kids pidieron un préstamo de 80 euros a la dirección del colegio, que se lo concedió al tipo de interés del mercado. Sus resultados los presentaron hace poco en rueda de prensa local: 400 euros de beneficios en el primer ejercicio. Los chicos de diez años de Theodor-Heuglin no están jugando.
Detrás de ellos hay una compañía que sigue muy de cerca sus primeros pasos en el mundo de los negocios: Trumpf, uno de los campeones alemanes de la exportación. Pero no es la única. Ni mucho menos. La economía alemana está convencida de que nunca es demasiado temprano para orientar a los chicos hacia el mundo de los negocios y de las ciencias. El Instituto de Economía (IW), de Colonia, cuenta con un proyecto, llamado Junior, para convertir a los escolares en pequeños empresarios. La Fundación de la Infancia y la Juventud de Berlín (DKJS) ha lanzado el programa Schüler unternehmen was (Los escolares emprenden algo), para asesorar y financiar sus proyectos empresariales. La mayoría opta por temas informáticos, afirma Bettina Schoenau, de la Cámara de Industria y Comercio de Berlín.
Otra posibilidad es participar en alguno de los veinte concursos Business-Wettbewerbe que se organizan anualmente en Alemania.
Pero también está Wissensfabrik (la fábrica de la ciencia), una iniciativa empresarial creada en 2005 para acercar la técnica y el mundo de la empresa y de la economía a los más jóvenes. Participan sesenta consorcios alemanes. Entre ellos, colosos como BASF, Bosch, Siemens, Thyssen Krupp, Boehringer Ingelheim y Boston Consulting, que cooperan ya con un millar de colegios (ciencias empresariales y técnica) y guarderías (técnica y ciencias naturales). Incluye un programa de mentores para formar y apoyar proyectos empresarios. La idea es consolidar la cultura del aprendizaje y de la innovación. Apostar por la economía y preparar a las futuras generaciones para el mundo global. También con concursos como Weconomy, en el que los chicos exponen sus ideas de negocio a los grandes directivos del mundo. El máximo responsable del proyecto es el presidente de Alemania, Horst Köhler.
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